20 de noviembre de 2015
HISTORIAS IRREALES EN LAS RAMBLAS. EL GUARDAESPALDAS CELESTIAL
Su ángel de la guarda se lo tomaba más que en serio. Era un obseso del trabajo hasta el punto de que su escudo de protección no permitía que se les acercase nadie a menos de 10 metros. Se acabaron los abrazos de la familia al volver a casa por Navidades, se acabó también la remota palmadita del jefe en la espalda para reconocerles el buen trabajo y se despidieron también de cualquier infidelidad que decidieran cometer, ya que el único affaire que tendrían con otras personas sería por telepatía. Eso sí que es protección 24 horas y no el desodorante Rexona.
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