Lo había hecho. Hacía dos horas que Rafa le había dicho a
sus padres que eran adoptados. Llevaba años queriendo decírselo pero nunca encontraba
el momento perfecto. Así que en el desayuno de un miércoles, antes de que se
fueran al trabajo, lo confesó todo. Pero… cuándo… y entonces… ¿tú quién eres? A
Rafa lo habían cambiado de cuna en el mismo hospital donde nació. Él lo sabía,
la enfermera también, y una monja, que siempre hay alguna metida en el ajo. A
partir de ese día, todo dejó de ser lo que era. Sus padres comenzaron la
búsqueda de su hijo biológico, y Rafa sólo pudo esperar a que lo fueran
asimilando. Siempre le quedará la duda
de si hubiese sido mejor no decirles nada y mantenerles en su feliz ignorancia.
Porque lo que no se cuenta, no existe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.