Llevaba muerta tres días y nadie se había dado cuenta. El
agua de la fuente tenía un color y un olor más insoportables de lo normal.
Además, estaba cogiendo una forma ¿gelatinosa? Sí, era gelatina podrida. Nadie
se percató porque los únicos que se acercan a ella son los turistas que van y
vienen. Cuando uno de ellos lanzó una moneda creyendo erróneamente que estaba
en la de Trevi, rebotó de tal forma que casi le deja medio ciego. Se acercó al
agua viscosa y entonces la vio. El cuerpo de una chica comiendo con los peces o
más bien ellos comiéndosela ricamente. La chica, con más copas encima que una
folclórica rociera, dio un traspiés y cayó en la fuente, quedando inconsciente con una teta rota. Silicona a borbotones que transformó la fuente en una asquerosa cuajada. La versión más gore de '¡Pechos fuera!'.
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