Lo dice el gobierno: la economía española vuelve a maravillar al mundo. Los alemanes babean con "el milagro español", devolvemos créditos milmillonarios antes de tiempo, las bolsas suben y suben, los índices e indicadores macroeconómicos lo gritan en las páginas salmón de los diarios y nuestra deuda está de nuevo a niveles del primer mundo. Qué felicidad.
Los indicadores que nosotros manejamos son los que podemos ver y vivir de primera mano. Microeconomía que le decían en la facultad. Economía de la calle en palabras llanas.
Y lo cierto es que los indicadores del día a día parecen mejorar. Cuando hablamos con colegas, clientes y amigos con negocios de cualquier tipo, todos parecemos coincidir en que hay actividad. No es necesariamente equivalente a dinero ni mucho menos la vuelta a algo similar a la actividad que algunos tuvieron la fortuna de conocer en el pasado (dudamos que vuelva), pero sí que se nota un movimiento superior al de los últimos años. Es como si los dineros que la gente y las empresas dejaron bajo el colchón como último recurso estuviera aflorando ante la perspectiva de que de momento no serán necesarios.
A ese indicador, nosotros le añadimos uno al que hemos llamado "economia wallapop" y en el que somos expertos. Lo explicamos.
De siempre hemos sido en lo personal y como empresa compradores y vendedores de cosas usadas, especialmente de esas que no son de primera necesidad: libros, música, cierto tipo de mobiliario, chismes electrónicos, gadges caprichosos y todo tipo de cosas de coleccionista, desde juguetes a cromos de fútbol. Un poco lo mismo que se vende en la plataforma móvil Wallapop.
De unos meses a esta parte, al tiempo que Wallapop y sitios similares empezaron a crecer y crecer, nuestros "chismes molones de segunda mano" han empezado a venderse después de años sin nadie interesado en ellos. El otro día Olga vendió una lámpara que llevaba casi un año sin nadie se interesara por ella, Flo vendió a muy buen buen precio una Atari 2600 y nosotros en los últimos meses hemos acabado de vender cosas que no vendimos en nuestra Mudanzing cuando cambiamos de oficina hace un año y medio (la ultima venta ha sido esta lámpara que nos compró Jordi y cuya foto ya instalada en su casa ilustra este post).
Si la crisis trajo el auge de las plataformas de compraventa clásicas, desde Loquo a Segundamano pasando por los Clasificados de eBay, el repunte de la crisis parece reflejarse en el auge de las ventas de segunda mano de objetos que no son de primera necesidad. Tras mucho tiempo sin darse caprichos, la gente tiene ganas de reencontrarse con el placer irracional de comprar por comprar.
¿Quiere decir todo esto que España va bien?
Evidentemente no. Los millones de desempleados y de empleos precarios que han aflorado durante estos años han quedado fuera de esta pequeña alegría y si nuestros gobernantes siguen actuando como hasta ahora tendrán muy difícil reengancharse a los humildes lujos de la economia wallapop.
El refranero tiene un dicho para esto: "La alegría, va por barrios".
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