30 de abril de 2014

LA SILLA DE CARLITOS Y EL TUPÉ DE NURIA



HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. EL NIÑO PRODIGIO


Hay gente que se pasa toda la vida intentando descubrir su talento. O no dan con la tecla, o simplemente no lo tienen. Y luego están esos iluminados que parecen haber sido tocados con una varita mágica. Desde pequeños son unos adelantados, unos niños prodigio. Pues eso debieron pensar los padres de Nacho, que aprendió a hacer coreografías al más puro estilo de Fama cuando todavía no sabía ni hablar. Lo descubrió su madre una mañana, mientras el pequeño estaba viendo la tele. El espíritu de la Zumba se apoderó de su diminuto cuerpo, y comenzó a menear su culete acolchado por el pañal mejor que los inventores del perreo. Desde entonces fue un no parar, y cada vez que estaban rodeados de gente, el niño se soltaba la melena dejando a todo el mundo perplejo. Ya tiene todo el verano completo haciendo bolos en discotecas, eclipsando al mismísimo Rafa Mora, que no baila, claro. Su madre ya ha solicitado una prueba en el próximo Tu Sí Que Vales, y una actuación en el programa de la Campos amenizando el rato a los abuelos. Quizás sea el próximo Justin Bieber, o quizás sea un remake de Joselito, sin campanera por supuesto.

29 de abril de 2014

CARMEN Y ANDREA SIGUEN CON LAS FOTOS PARA LA WEB



NO OS MOVÁIS, AGUANTAD BY EVA


Eva ha dibujado una preciosa ilustración del día que estuvimos poniendo los cuadros en la pared.
¡Gracias Eva!

EL JUEGO DE LA BISAGRA. MUY PRONTO EN ESTA PANTALLA


WOMENPOSE






VAMOS A COMPRAR. VAMOS A VENDER

SARA PASABA POR AQUÍ Y HA SUBIDO A VERNOS :@):@)


HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. MI PEQUEÑA GRAN OBSESIÓN


Las obsesiones son como el sobrepeso. No se es consciente de que se tienen hasta que se está metido del todo. Y eso fue lo que le sucedió a Hannah. Comenzó revisando las cosas más de lo normal cuando salía de casa: revisaba que los grifos estuvieran cerrados tres veces, que el gas estuviera apagado, se aseguraba de llevar las llaves, el móvil y la cartera unas cinco veces, y aún así, cuando cruzaba la esquina, se daba la vuelta porque pensaba que no había cerrado bien la puerta de casa. Comenzó a sufrir un trastorno obsesivo compulsivo, pero ella lo llamaba ‘ser responsable’. Cada obsesión se acaba alimentando de la energía de la persona, por lo que Hannah se pasaba la mayor parte del día comprobando cosas. Llegó a tal punto que cada dos segundos abría su bolso para revisar que todo estuviese intacto. Sus amigos y familiares no lo entendían, y lo que más les preocupaba es que el día que perdiera las llaves por accidente, como le puede pasar a cualquier mortal, la pobre de Hannah se haría el harakiri. Eso sí, seguro que se lo haría bien, porque revisaría la herida por lo menos tres veces.