26 de febrero de 2014

HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. DOCTOR ZHIVAGO SE QUITA EL GORRO


El hombre del tiempo nunca acierta, ni aquí ni en Rusia. Y fue eso precisamente lo que confundió a Dimitri y a Nadja, que decidieron huir del frío siberiano y de paso hacer turismo por primera vez. Las predicciones meteorológicas aseguraban que en Barcelona disfrutarían de un tiempo primaveral. Lo que no les explicó la maldita predicción fue que lo que ellos consideraban una primavera rusa (con gorro de pelo, abrigo y bufanda), en la ciudad condal suponían temperaturas de casi veinte grados. En cuanto aterrizaron exclamaron ‘¡говно!’, o como quiera que se diga ‘mierda’ en ruso. El calor era insoportable y se pasaban el día sudando como pollos, así que toda la lana, franela y pana que traían en la maleta se quedó bien dobladita en el hotel. Compraron dos camisetas con el imprescindible I LOVE BARCELONA y unas chanclas (era la primera vez que las usaban). Se sentían ligeros, cómodos, despreocupados, libres. A lo mejor era la ropa, el buen tiempo o la brisa del mar. A lo mejor era que empezaban a disfrutar de unas vacaciones con sabor a capitalismo.

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