25 de febrero de 2014

HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. TENGO UN TRACTOR AMARILLO


Quien no haya bailado la típica canción del verano, que lance la primera piedra. Son ritmillos pegadizos que se incrustan en la memoria y es imposible olvidarse de la letra. Perduran a través de los años, y el día más inesperado son tarareadas por inercia cuando la gente baja la guardia. La plaza es una excepción. Sus locales no ponen este tipo de música, pero de vez en cuando viene algún forastero que importa estas ‘melodías’ demoníacas, ya sea con la radio de su móvil o con la del coche. Como por ejemplo, Paco. Es un fiel seguidor de los hits veraniegos, sean de la década que sean. De hecho, ‘Tengo un tractor amarillo’ es uno de sus favoritos. Casualidades de la vida, acabó convirtiéndose en repartidor de su bebida favorita con un camión del mismo color, y cada vez que visita la plaza, su radio a todo volumen anuncia que ya está por la zona. Igual que el camión de los helados americano, pero versión hardcore. Una mañana se emocionó tanto con su música que empezó a hacer trompos con el camión en medio de la plaza, algo muy típico en su barrio para entretenerse un viernes noche. Cuando recuperó la cordura, frenó en seco antes de que ocurriera alguna desgracia. Por suerte no había nadie. No se sabe si el espíritu del Fary se apoderó de su cuerpo , o si es que se una repentina sed le había ‘obligado’ a beberse más de una de las botellas del reparto.

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