19 de diciembre de 2013
HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. 24H PARA TODA LA VIDA
Mi madre y mi padre se conocieron en una habitación de hotel. Despertaron entre sábanas blancas y con los párpados mojados de la lluvia que entraba por la ventana. No se conocían ni sabían qué habían hecho para acabar en esa habitación. Mi madre cogió los dedos de mi padre y le obligó a dibujarle los contornos de su cuerpo, la textura de sus labios y los hoyuelos de su sonrisa. Al instante se quedaron prendados el uno del otro. Estaban hechos el uno para el otro. A uno le gustaba la punta del pan y a la otra también. Mi padre prefería inspirar mientras mi madre sólo pensaba en expirar. Mi padre siempre prefirió pintar, y mi madre siempre fue musa de artistas. Uno prefería vivir bajo la Luna. Mi madre bailar bajo la estrellas. Durante las 24h que tenían reservada la habitación, cayeron en un romance tan fuerte que les sirvió para el resto de sus vidas. Se llenó el cupo de miradas de amor, de palabras hermosas, gestos dulces, besos rotos y risas sinceras. Toda una vida de amor junto a una persona, resumidas en una sola noche. Y al día siguiente se marcharon de esa habitación sabiendo que la despedida sería dulce, pues todo lo que era posible esperar del otro, fue dado esa misma noche.
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