Era difícil creer que la Plaza Real fuera conocida por desaparecer al dar las 12 de la noche, tal y como hacía Cenicienta, y reaparecer a las 12 del mediodía. Las palmeras volvían a crecer a un ritmo frenético desde la semilla. Las ninfas de la fuente surgían de entre la tierra para construirla en un abrir y cerrar de ojos, corriendo y trabajando como trabajarían mil hombres. El suelo escupía baldosas hasta quedar perfectamente encajadas sobre la tierra. Los visitantes aparecían con el derrame del agua de la fuente sobre el suelo ya enladrillado, y los arcos de los edificios se formaban gracias al pestañeo de los turistas, erosionando cada vez más las paredes para dejar al descubierto los restaurantes. Y así día tras día hasta que alguien dejara de rebobinar la maldita cinta llamada vida.
4 de octubre de 2013
HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. LA PLAZA DE LA EMERGENCIA
Era difícil creer que la Plaza Real fuera conocida por desaparecer al dar las 12 de la noche, tal y como hacía Cenicienta, y reaparecer a las 12 del mediodía. Las palmeras volvían a crecer a un ritmo frenético desde la semilla. Las ninfas de la fuente surgían de entre la tierra para construirla en un abrir y cerrar de ojos, corriendo y trabajando como trabajarían mil hombres. El suelo escupía baldosas hasta quedar perfectamente encajadas sobre la tierra. Los visitantes aparecían con el derrame del agua de la fuente sobre el suelo ya enladrillado, y los arcos de los edificios se formaban gracias al pestañeo de los turistas, erosionando cada vez más las paredes para dejar al descubierto los restaurantes. Y así día tras día hasta que alguien dejara de rebobinar la maldita cinta llamada vida.
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