3 de febrero de 2013
DE 12 A 12: LA MADRE DE TODAS LAS MUDANZAS
Son las 12 de la mañana. Empezamos la mudanza. Hemos retrasado la hora porque Mohammed nos dice que no puede entrar con la furgoneta hasta las 15:00h. Empiezan a bajar todos los muebles y cajas para que a las 3 entre la furgoneta y empiecen a cargar. Cuatro personas sin parar. Unos verdaderos currantes.
Cientos de cajas salen por la puerta de La Casa destino a La Plaza.
Acabamos de hacer cajas de esas cosas que siempre se quedan para el final.
La biblioteca vacía gracias al esfuerzo de Cristina y Antonio. Un montón de ncoches metiendo libros sin parar. ¡Gracias gracias gracias!
Plantas. Sillones. Cajas. Cerdos. Y mucho más.
Las mesas se vienen. las paredes se quedan. Oh!
Nadie se peude imaginar viendo esta foto que ayer estaba La Casa llenita de amigos pasando un buen rato en la MUdancing.
Más mesas, menos cajas. Vamos bien.
La habitación oculta repleta de cajas Frágil.
La habitación de la Utopía se queda con algunas cosas que no encontraron su espacio.
Vienen a recoger el cuadro de la Utopía pero no tienen fuerzas para llevárselo y a cambio se cogen unos cuadros de Nico.
El patio casi listo.
La primera furgoneta sale hacia La Plaza después de tener una crisis con la policía que nos dice que no podemos entrar en la Plaza Real hasta las 20:30. Hablamos con nuestros queridos vecinos, los señores Saludes, y nos prestan su carnet de residentes para poder hacer todos los viajes que queramos hasta la hora que queramos. ¡Gracias y suerte con el dueño del edificio, ese señor!
Carlitos en La Casa y Patricia a La Plaza.
Llega la primera pata de la mesa enorme.
Llega Cristina sedienta y resacosa de su celebración de anoche. ¡Gracias, Cristina por tu apoyo!
Llegan las dos primeras cajas de libros a la La Plaza.
Llegan las sillas del despacho de Carlitos y Patricia.
Llegan las sillas del despacho que esperamos que queremos alquilar. Es una maravilla la luz y el sol que entran por esa ventana.
Cajas, cajas, cajas. Libros libros libros. Y una sonrisa amarilla.
Un día maravilloso de mudanza. El tiempo nos acompaña y nos da la bienvenida a Plaza Real.
Las sillas del bingo en el nuevo espacio. No están mal.
El despacho de Cristina con vistas al cielo.
Las sillas nos marcan los espacios y nos abren la mente a nuevas ubicaciones.
Dos sillas para hablas de nuevos negocios y nuevas aventuras.
Más sillas esperando nuevos culos inquietos.
La mesa grande no parece tan grande pero es enorme y saldrá por la ventana de Portaferrissa.
El cerdo de Pepe que custodia la entrada.
El sol desaparece y deja paso a un cielo fluorescente. Esto sólo puede inspirar cosas bellas.
Llevamos un montón de horas de mudanza y aún queda la cocina y la mesa grande. Cansancio.
Los cerdos se quedan en la entrada hasta que digan Oink!
Plantas y más plantas en este espacio lleno de luz. Cool!
Paz y buenas vibes. Good feelings.
Ya casi no queda nada. Las cajas están todas. A ver cuánto tardamos en sacar todo lo que hay dentro.
El salón mola. El techo es aún más alto que el de Portaferrissa.
Penúltimo viaje.
La Plaza acoge con gusto todo lo que teníamos en La Casa. Seguro que en poco tiempo todo va encontrando su lugar.
Nos llevamos La Utopía no es una Tontería. Vinieron a buscarla pero no se la pudieron llevar. Ya saldrá de La Plaza pero no queremos que se quede en La Casa. Es cuestión de karma.
La habitación de la Utopía se queda con algunos recuerdos y con los cerdos de Joana cuidando de ellos.
El marco de la tela de Boris Hoppek sube por la fachada. Hace viento. Mueve una farola de la Plaza Real. Quieren subir la mesa garnde por la fachada. Nos negamos. Sube por la escalera. Entra.
Llega la mesa grande por la escalera. ¡Bravos los mudanceros!
Son las 12. Hemos empezado a las 12. Doce horas de mudanza. Nos vamos a casa. Contentos. Muy contentos. Ilusionados. Muy ilusionados.
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