Su plan parecía perfecto, y efectivamente, consiguió escapar de la plaza sin dejar más rastro que media docena de cadáveres y varios heridos. Sólo hubo una posibilidad en la que incomprensiblemente no había pensado: que una turista pudiese tomar una foto en la que se le viera apuntalado en la ventana, justo antes de empezar a disparar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.