18 de mayo de 2010
LUNA HILTON
Hace algo más de una semana un cerdo se escapó de La Casa. Cogió un avión y se plantó en medio del glamour madrileño. Oink, oink! - Decía el cerdo en medio de tanto galardón.
Después de intercambiar opiniones con Alaska y Mario Vaquerizo y de abusar del catering, le llamaron al escenario. Mejor dicho, llamaron a Carlitos y Patricia, y en cambio, apareció un cerdo. Un cerdo antropomórfico. Ante tal sorpresa se plantearon algunas dudas:
¿Un cerdo es capaz de ganar un premio?
¿Y un cerdo con corbata?
Entre besos y felicitaciones, empezaron los primeros intentos de descubrir al cerdo. Todo el mundo quería desenmascararlo. Tirones de careta por aquí, tirones de careta por allá. Preguntas y explicaciones. Ahora entendemos lo que sentía Spiderman. Seguro que acabó calvo de tanto agarrón (y de tanto cotilleo con lo del romance entre Peter Parker y Mary Jane Watson).
La aventura fue más que divertida y, como todo relato amarillento tiene moraleja, nos sirvió para comprobar que un cerdo de La Casa sigue siendo un cerdo de La Casa en Pekín y en Pokón.
:)
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