En nuestras clases de dirección de arte en la facultad, a los alumnos de vez en cuando solemos decirles que "dios está en los detalles" (quien dice dios dice el buen trabajo, el éxito sea lo que sea que eso signifique, el progreso o simplemente, cierto grado de completitud, que es algo cercano a la sabiduría).
Hoy, uno de esos detalles aparentemente irrelevantes nos ha hecho reflexionar.
Desde que llegamos a La Casa hace más de un año, desde la ventana de nuestro despacho en la "habitación del notario", además de la estatua de Santa Elena en la punta de La Catedral y de las imágenes de la vida paseando por la calle del Pi, hemos tenido en la fachada de enfrente un cartel "eurofincas. 93 317 26 00. EN ALQUILER".
El feo cartel azul ya se coló en el blog en esta foto de abril de 2008 y desde entonces, aunque hemos procurado no sacarlo, ha ido saliendo en fotos varias. A fin de cuentas, lo tenemos justo frente al balcón del despacho y al poco tiempo tuvo un hermanito gemelo en el balcón de al lado.
El caso es que hace unos dos meses, en el balcón del piso de arriba, apareció otra cosa colgada: un par de banderas entrelazadas, una senyera catalana unida a una bandera del barça. Eran las fechas en las que el Barcelona empezaba a soñar con el tricampeonato, y las euforias que no cabían en los pisos afloraban por balcones.
Como es lógico, las banderas de orgullo culé siguieron ahí cogiendo más lustre con cada título y con cada celebración. Hasta hoy. Hoy, de repente, hemos notado que ya no estaban.
Es un simple detalle, quizás fruto de la casualidad. Un detalle que además hace feliz a carlitos al quitarle de las narices la bandera de su no-equipo. Quizás las banderas volaron con el viento, o alguien decidió llevárselas a su casa de campo o colocarlas en el coche. Quién sabe.
Pero ese detalle nos ha hecho reflexionar. Quizás la alegría anestésica de las pasadas semanas en la ciudad haya empezado a pasar (somos de los que pensamos que en nueve meses Barcelona experimentará un baby boom). Quizás este detalle signifique que se impone la vuelta a la normalidad teñida de crisis.
Quizás.
Mientras, el cartel de SE ALQUILA, después de un año largo colgado sigue ahí. Quizás el día que desaparezca signifique la vuelta a la auténtica normalidad. Quizás el día que ese piso deje de estar en alquiler sea signo del fin de la especulación y signo del fin de la crisis.
Quizás.
Nosotros, por si acaso, estamos por comprar un palo muy largo y desde nuestro balcón, y arrancar el dichoso cartel.
déjame un pasamontañas y te lo baJO!
ResponderEliminarque lo bueno se quede y lo malo se vaya.
se alquilan besos by the way,
p
abajo las banderas.
ResponderEliminararriba las piernas.
Ay, los detalles sí que saben hablar.
ResponderEliminarChapeau por vuestra especuloreflexión tan sagrada.
Me ha traído reminiscencias de una canción que en parte dice:
"las manos aman las cartas,
las cartas cambian de manos"
Pro-me-te-dor ese Pol.
A ver cuándo nos cuenta del funcionamiento de su servicio -social o no-
Vamos, trueque-tarifas, duración estimada del beso en alquiler...