El goteo de nuevos miembros en la colección de cerditos y cerdos de La Casa continúa, y estos últimos días lo ha hecho con dos preciosos ejemplares.
Primero La Conseguidora, además de prepararnos una excelente comida, nos trajo un cerdito hucha de neopreno muy útil en estos tiempos, sobre todo porque su elasticidad nos permitirá llenarlo y llenarlo y llenarlo.
El otro nuevo miembro de la famila nos los trajo Karen hace unos días, y es un sonriente y precioso cerdito de cerámica de Delft, la cerámica típica holandesa que se encuentra en muchos de los recuerdos típicos de los países bajos. ¿Quién no se ha sentido tentado de comprar un cuchillo de queso con el mango de porcelana al volver de Amsterdam?
No existe ningún dicho popular ni ninguna tradición acerca de regalar cerdos, pero como estamos convencidos de que el hacerlo llama a la buena suerte y atrae las sonrisas, vamos a inventarnos uno:
"Quien regala un marrano, toca el cielo con la mano".
(os dejamos con un plano de una película cuyo título hemos olvidado pero que empezando por los cerdos, acaba en el cielo)
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