18 de diciembre de 2009

CRÓNICAS PARA EL CDEC DESDE EL BALCÓN DE LA CASA IV

En esta crónica cedecera, no podemos dejar pasar por alto que en nuestro balcón de casi invierno aún hay flores. Y nos da para apuntar al hecho de que esas flores son un símblo de las otras muchas flores en forma de proyectos ilusionantes que nos están llegando. Y aunque algunos de esos proyectos como el de Trina (curiosamente nuestros crisantemos tienen colores absolutamente trinateros) no acaben de llegar a materializarse, todas esas oportunidades nos dan el claro mensaje de que vamos bien, de que la siembra va dando frutos y de que nos espera una gran primavera.
Ahora, tocan unas merecidísimas y siempre cortas vacaciones.


DESDE EL BALCÓN DE LA CASA DE CARLITOS Y PATRICIA

Frío del carajo. Luces de navidad enganchadas a nuestro balcón. Gentío en procesión que camina con bolsas y estudiantes chillones que celebran el fin de las clases. Una mirada rápida desde el balcón sólo daría para hablar de que la navidad ya nos ha caído encima. Pero si hacemos el ejercicio de salir a este balcón semanalmente es para procurar Ver Lo Que Realmente Pasa, y no para ver lo que los telediarios y los anuncios de la tele nos dicen que pasa.

El ejercicio siempre es sencillo. Salimos al balcón con la mente en blanco y miramos alrededor con ojos curiosos. Y así sucede como hoy, que de repente nos encontramos con que a nuestros pies lucen unos crisantemos en flor que se habían pasado la mayor parte del año vegetando. Los crisantemos, con fama de flores de muertos por la coincidencia de comenzar a florecer en la época de todos los santos, son unas preciosas flores de mil variedades que nos recuerdan que cualquier tiempo es propicio si te has dedicado a sembrar y a mimar cada pequeño brote, y si has tenido la paciencia y el tesón de un campesino.

Y con este pensamiento, nos hemos puesto a hablar de lo contentos que estamos por este otoño lleno de flores esperadas e inesperadas, reales y vitales, de las preciosas luces que con el sol bajo aparecen en el horizonte y de las ráfagas de viento frío que nos recuerdan que estamos vivos.

Ahora toca despedirse de este otoño florido de crisantemos y proyectos ilusionantes, y saludar al invierno que se ha plantado ante el balcón. Como todo el mundo sabe, el invierno, el estacional y el mental, no empieza hasta que los niños de San Ildefonso cantan el gordo y las pedreas.

(Si queréis perseguir la suerte con nosotros, visitad nuestra página Carlitos y Patricia en facebook y veréis que hemos compartido un décimo de lotería con todos los que quieran dejarnos un mensaje :-) :-)

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