3 de noviembre de 2015

HISTORIAS IRREALES EN LAS RAMBLAS. ROSA, COMO LA FLOR


Rosa tenía un marido que nunca le había regalado flores. Pero a ella le encantaban y por eso compraba un ramito diario y lo colocaba en un bonito jarrón a la hora de la comida. Su marido debía pensar que aquellas flores aparecían por arte de magia o las traía una blanca paloma mensajera por la ventana, ya que semejante animal de bellota jamás tuvo la delicadeza de preguntarle por aquello, ni de felicitarle por la rica comida que le preparada todos los días. El día que su marido murió, en vez de vengarse y de poner a Dios por testigo de que jamás le llevaría flores a su tumba, Rosa prometió que en aquella lápida nunca faltaría un ramito. No se lo merecía, igual que tampoco se mereció aquella buena mujer que decidió casarse con él. Rosa lo sabía, pero la diferencia es que ella sí le quería.

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