6 de mayo de 2014

HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. BIENVENIDAS MRS. MARSHALL



Cuatro amigas decidieron pasar sus vacaciones de primavera en Barcelona. Lo único que sabían decir en castellano era ‘sangría’, ‘camarero’, ‘paella’, ‘guapo’ y ‘prueba de embarazo’. Lo justo y necesario para sobrevivir en unas vacaciones con mucho alcohol y poca vergüenza. La primera noche fue un descontrol. Bebieron hasta acabar a cuatro patas y no recordaban absolutamente nada. Se despertaron en el hotel junto a un desconocido. ¿Habían hecho un quinteto? ¿Habían hecho una versión nueva del candelabro? ¿Y por qué les dolía tanto la espalda a todas? Cuando se quitaron la poca ropa que les quedaba y se vieron la espalda en el espejo, cada una se había tatuado una de las palabras que conocían en castellano. Las pobres infelices habían dado con algún tatuador espontáneo que iría más borracho que ellas. Pero ellas eran cuatro. Faltaba una de las palabras. Corrieron hacia la cama y destaparon al desconocido. No tenía ningún tatuaje, pero tenía pegada una nota en la frente que decía: ‘Bitches, don’t forget to buy pregnancy test and coffee. Double sugar, please’.

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