27 de marzo de 2014

HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. UN, DOS, TRES...


Cada año jugamos menos. Que si son cosas de niños, que si nos hacemos mayores… Realmente no sé quién fue el primero en decir semejante gilipollez, pero seguro que era alguien muuuy aburrido. No hay edad para jugar, igual que no la hay para reírse, o para ser feliz. Eso mismo debieron pensar un grupo de personas nada insulsas, que se citaron en una plaza una mañana cualquiera para jugar. ‘UN, DOS, TREEEES… ¡POLLITO INGLÉS! ‘ gritaba desde los arcos del fondo el que contaba, mientras el resto avanzaba hacia a él simulando ser estatuas cuando se daba la vuelta. Daban dos pasos y se paralizaban, y así hasta que una abuelilla consiguió llegar hasta los arcos y ganó el juego. Desde ese día, decidieron reunirse una vez al mes para jugar al escondite, a policías y ladrones, al balón prisionero... Así que no dejen de jugar nunca señores, que los buenos tiempos los matamos de aburrimiento. Salgan a corretear o a hacer cualquier cosa fuera de la rutina, para variar. Y sobre todo, tengan la bondad de ser felices.

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