12 de febrero de 2014

HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. EL TRAPECISTA


Hay niños que sueñan con ser profesores, bomberos, astronautas, algunos inocentes incluso se atreven a imaginarse como árbitros… pero Marc tenía muy claro que no era como los demás. Él quería volar, no en un avión, sino a cuerpo descubierto. Con sólo cinco años le dijo a su madre que quería trabajar en el circo para ser trapecista. Su madre se echó a reír pensando que era una locura pasajera debido a un subidón de Colacao. Pero se hizo mayor, y su ilusión resistió el paso de los años. Así que cada tarde practicaba ejercicios de equilibrio en la fuente donde jugaba desde niño. Se subía al borde de piedra e intentaba permanecer ahí durante horas. La concentración, el control de su cuerpo, la resistencia… todo estaba en la mente… y en unas buenas zapatillas antideslizantes. Los medios se hicieron eco y comenzó a ser noticia. ‘El Hombre Gárgola’ le apodaron. Y de pronto un día se esfumó… no volvió a aparecer jamás por la plaza. Algunos dicen que encontró un trabajo como banquero, otros rumorean que le dio un calambre y se ahogó en la propia fuente, algunos piensan que murió de forma natural… pero nadie cayó en la cuenta de que el circo había llegado a la ciudad.

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