13 de noviembre de 2013

HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. LUNA


La noche pasada la luna miró al mar como cualquier otra noche. Como si pareciera triste, su reflejo me contó por qué no hablaba, por qué era muda, y por qué esa noche no era azul sino gris. Por qué era llanto y no alegría. Sollozos y respiración entrecortada. Como en código morse, un suspiro pintó un escrito de destellos que resumía, que esa noche perdió a su único amigo. Y todo lo que hace es llorar. El primer hombre que pisó la Luna no volvería jamás. Porque Luna no tiene nada que ofrecer. Porque Luna está desierta. Porque en Luna, no hay vida. Porque Luna no vive.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.