HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. SENTIMIENTOS AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS

Habían pedido ayuda a los basureros. Consultaron y examinaron con el zoom al máximo todas y cada una de las fotos para ver dónde la habían visto por última vez. Llegaron al final de cientos de bolsillos para encontrarla, incluso abrieron miles de bocas por si se había incrustado por casualidad en algún chicle sin que se dieran cuenta. Preguntaron a niños y madres primerizas. Pero nada. Felicidad, el sentimiento más pequeño del mundo, no aparecía por ninguna parte. Sólo les quedó rezar para que viniera Indiferencia y poder continuar su viaje. Pero Indiferencia también estaba en busca y captura. Ahora sólo quedaba tristeza para sustituirla. Felicidad e Indiferencia habían desaparecido. Y nada quedaba más que Tristeza y Soledad para mal suplirlas.