11 de octubre de 2013

HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. THE END


Era un lugar extraño para celebrar un funeral. De eso no cabe duda. Pero un bigote señorial como Asdrúbal no se merecía menos que algo tan extravagante como esto. Habían venido hombres -y mujeres- de todo el mundo que habían tenido la suerte de convivir con él día y noche entre nariz y boca. Quién sabe a dónde lo mandaría esa fuente. Quizás a habitar en la cara de un pulpo, o puede que en un colorido coral. Fuera como fuese, había tenido una vida plena entre filósofos y forzudos de circo. Asdrúbal, nos sentimos desnudos desde que no estás. Ahora entendemos a esos simpáticos orientales que van cubiertos con mascarillas. Sin duda fueron ex's tuyos.

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