30 de octubre de 2013

HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. LAS COSAS CLARAS


Ahí estaba María. Por fin se atrevería a decirle algo al chico que todos los días pasaba por delante de la Plaza Real, justo enfrente de donde ella trabajaba. En alguna ocasión se habían intercambiado miraditas, pero poco más. Hoy había llegado el día que tanto había esperado María. Se atrevería a decírselo de una vez por todas. Y allá que fue, directa y decidida, conteniendo el aliento, la mirada fija y con el mentón bien alto y le dijo:
-Oye, tú. Sí, tú. No hace falta ser un lumbreras para ver que esos zapatos no te pegan con ese outfit tan pasado que te has puesto esta mañana. Osea cutre, que eres un cutre.

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