Hoy hacemos dos meses en La Plaza y seguimos rodeados de cajas y de cosas que aún no tienen su sitio. Ha sido meter el pie en La Plaza y no tener ni un segundo para organizar el espacio y hacerlo aun más bonito. Menos mal que la luz de La Plaza tiene ese nosequé tan especial que aun con el caos que nos rodea, apetece trabajar y estamos a gusto.
Pero, como suele suceder, a Patricia le ha dado un arranque de aquí hay que empezar a mover cosas y dicho y hecho. El mueble gris que estaba esperando salir de la cocina a vuelto a entrar en ella y con él todas las cajas que había en la cocina, se han abierto y han encontrado su lugar dentro del mueble gris. ¡Bien! Podemos decir que la cocina está semi acabada.
Y ese movimiento ha dejado a la vista las papeleras negras que andaban desmontadas en un rincón al lado del mueble gris. ¡Oh! Pues a montarlas que se han puesto Manel y Azahara. ¡Bien! Otra cosa menos.
Y de ahí, hemos pasado a que las alfombras estaban esperando en la tintorería y que los señores de la tintorería se han pasado la semana llamando a Patricia para que nos pasáramos a buscarlas. Dicho y hecho aunque no estaba el señor que las llevaba a domicilio y Azahara y Cristina han tenido que cruzar toda La Plaza con las alfombras al hombro. ¡Gracias, chicas, sois super hyper!
Parece que no pero cada movimiento trae un nuevo movimiento y cada vez tenemos menos cajas a la vista.
¡Seguimos!
Manel casi se descuangeringa al intentar insertar el macho de la papelera en la hembra.
¡Vamos, Manel, you can!
Azahara no se queda atrás en su pose para meter una parte en la otra. ¡Qué difícil es, a veces, el hacer cosas aparentemente sencillas!
Azahara y Cristina llegan de la tintorería y de repente suena el telefonillo.
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