Esta mañana un ruido seco nos ha hecho salir al balcón. Una de las farolas que rodean a la fuente se ha caído. Bueno, la han caído. Una furgoneta que descargaba suministros para algunos de los bares que rodean la Plaza Real, se despistó y la tiró. La cara del conductor debía de ser un cuadro. Pobre. Y la policía que está justo al otro lado de La Rambla ha tardado menos de lo que canta un gallo en llegar.
¡Madre!
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