El funcionamiento era simple.
La gente pasaba por la calle, veía a la gente gritando desde el balcón y el cartel "Sube a gritar" y tenía que hacer ding-dong en la puerta del 1º1ª de Portaferrissa, que es la puerta de La Casa.
En la puerta, Anabel te recibía con su mejor pose, sonrisa o mueca.
Alguien de La Casa acompañaba a los gritantes a La Habitación del Notario también conocida como Habitación de la Fama.
Mientras se esperaba turno, era el momento de pensar un grito...
... y ¡¡¡¡¡¡A GRITAAAAAAAAAR!!!!!!
En algunos momentos hasta hubo cola para gritar.
Recibimos visitas de familiares y amigos como Eduard, Álex y su sobrino.
Pero sobre todo recibimos cientos de visitas de paseantes que se animaron a subir y gritar por la cara.
Pero sobre todo recibimos cientos de visitas de paseantes que se animaron a subir y gritar por la cara.
Muchos niños obligaron a sus padres a que les subieran a gritar.
Los niños gritaban y la mayoría de los padres simplemente miraban y reían.
Por una vez, gritar en una casa estaba permitido.
Para nuestra sorpresa, numerosos grupos de adolescentes subieron en masa a La Casa para gritar. La edad del pavo mola.
Los bomberos, que estaban vendiendo su calendario para 2011 en la plaza de la Cucurulla, se decidieron a subir y gritar.
Nunca gritar había causado tanto reír.
Algún vecino e incluso Aurelio nuestro conserje se animó a subir cuando terminó su jornada.
Sus obligaciones laborales le impidieron gritar, pero ya gritamos nosotros por él.
¡¡¡¡¡¡¡¡VIVA LA CASAAAAAAAAAA!!!!!!!!
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