By Danny
En el reflejo, se descubre unas pequeñas salpicaduras en su cuello. Rápidamente vuelve a coger la toalla y se las quita. Se pasa las manos por la cabeza para asegurarse que tampoco hay rastro en su pelo. La paranoia le empieza a desordenar el pulso y ahora recita en voz alta todo lo que está haciendo, para no olvidarse nada en ese baño:
- Meto la camisa en la bolsa, miro en el urinario por si hay alguna gota. No hay nada. Vale ahora también el delantal. ¿Debería quemarlo todo? No, eso deja mala olor, no hay tiempo. ¿Qué hora es? ¡¡Las 10!!
Con la bolsa en la mano, se agacha para mirar a contraluz que no haya ninguna gota de sangre en el suelo. Limpia de nuevo junto al grifo, y se sonríe falsamente al espejo antes de abrir la puerta del baño y salir.
En el bar hay cuatro tristes mirando su reflejo en la bebida, mientras el barman está intentando encontrar un canal dónde no estén dando el discurso de navidad del rey. Sale a la calle sin que nadie repare en su presencia, se ha librado, porque de haberle preguntado algo no tenía nada preparado. Pasa junto a los coches aparcados, mirando que no haya nadie dentro de ninguno. Abre el contenedor de basura y deja caer la bolsa.
- Sube al coche y vete. Sube al coche y vete - Repite susurrando.
Conduce sin apenas tráfico hasta su casa. Cuando llega, todas las luces decorativas del exterior están encendidas y está todo apunto para empezar a cenar.
Aparca el coche junto al de su esposa y se afloja la bufanda antes de abrir la puerta.
-Mira quién acaba de llegar. Dile Hola! a papá.
uuuuurg me ha dejado con una super incoggggnita...
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