El ataúd que asomaba a nuestros balcones de Portaferrissa estaba dedicado a la investigación.
Sin mucho éxito de convocatoria, unos jóvenes (investigadores, imaginamos), proclamaban megáfono en mano el R.I.P. de la investigación pública.
Y nos acordamos de que hace unos meses un director de marketing de multinacional relacionada con la farmacia nos decía que ellos, puro y duro sector privado, habían dejado de investigar en fórmulas experimentales que no demostraran en sus primeras fases su rentabilidad. Sin subvenciones, la empresa privada no "arriesga" su capital por muy bueno para la sociedad que pueda ser el resultado.
Nos contaba que no notaremos el vacío que eso provocará este año ni al otro ni al otro... será dentro de 10 o 20 años cuando la sociedad podrá ver (y padecer) los resultados que la actual crisis tuvo en la investigación.
Malos tiempos para la lírica, y para la química.
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