A veces desde los balcones de La Casa que dan a Portaferrissa se presencian cosas extraordinarias.
No podemos añadir mucho más de lo que se ve en las imágenes...
La lluvia de puntos blancos se mezcló en el suelo con pisadas de gente y chicles pagados en los adoquines.
A las pocas horas, tras el paso del primer camión-barrendero, sólo quedan estas fotos para recordar que un día llovió maná con literatura entre los turistas y sus bolsas repletas.
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