hoy domingo, con la excusa de regar las plantas, pasamos por La Casa para presenciar un acontecimiento único: con el solsticio de verano, el Sol (con mayúscula) se estira para asomarse al patio de La Casa, donde durante el resto del año el brilla por su ausencia.
quizás La Casa molaría aún más con un patio con sol donde pudieran crecer los tomates y el jazmín, pero con ese patio no habríamos disfrutado de un momento casi mágico que nos transportó a los templos egipcios en los que una vez al año el sol penetra por un agujerito iluminando el interior.
grande Ra.
volveremos el año que viene.
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