17 de marzo de 2014

HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. UN SOLITARIO 'HASTA PRONTO'


No había marcha atrás. Pau estaba decidido a emprender su viaje, a salir de su cómoda Barcelona y a descubrir otros mundos, otros soles, otras almas. Su despedida y su viaje partían del mismo sitio. Una plaza por la que había cruzado mil veces cada mañana, sin prestarle demasiada atención porque aún sin verla, sabía que estaba ahí. Ese desprecio involuntario se merecía una despedida única y personal. Se sentó en su fuente y por primera vez comenzó a mirarla sin prisa, sin tener que llegar a ningún sitio a ninguna hora. Con un destino tan incierto que por un segundo quiso convertirse en piedra y quedarse allí para siempre. Pero el viaje había comenzado. Abrió su mochila y sacó la cámara para sacar su última primera foto. Y sucedió. La soledad que le acompañaría en aquella aventura le cayó como un yunque en cuanto tuvo que decirle a una desconocida ‘Perdona, ¿me podrías sacar una foto?’.

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