Tenía las piernas en cuarta posición y estaba totalmente inmóvil. La gente, extrañada, empezó a acercársele; pero él no les hablaba, parecía congelado. Hasta que la música empezó a sonar y el hombre se arrancó la chaqueta y los pantalones en un suspiro, se quedó en maillot y comenzó a danzar con la gracilidad de una chica de veinte años. Fue precioso, algunos lloraron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.