16 de abril de 2014

HISTORIAS IRREALES EN LA PLAZA REAL. LA VENDIDA


Bárbara se fue de casa de sus padres cuando sólo tenía quince años. No es otra historia de madre alcohólica y padre drogadicto. Tenía una familia medio normal, como todas. Pero su espíritu rebelde le llevó a gozar de su libertad durmiendo en las calles y haciendo básicamente lo que le daba la gana. Sí, acabó trabajando a la vuelta de cada esquina, y como buena puta, se hizo una amplia clientela de policías con turno de noche. Era la protegida de la plaza, pero también se convirtió en la mayor chivata de toda la manzana a cambio de buenas propinas. Por cada camello, ladrón o vendedor ilegal que acababan en el calabozo gracias a ella, Bárbara se llevaba una buena comisión. Así fue como hizo unos grandes enemigos, de los de toda la vida y para siempre. Hasta que una mañana se la encontraron muerta junto a la basura, sin ropa, sin vida, sin habla, con una trozo de cartón que tenía mal escrito: ‘Cayadita estoy más mona’.

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